Santo Domingo.– Con una posición firme, los vicepresidentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), profesor Aníbal García Duvergé y Andrés Henríquez, hicieron hoy un llamado a “quienes se creen dueño de esa organización” a abocarse a un plan para recuperar los espacios perdidos.
Los planteamientos fueron externados en una rueda de prensa en un hotel de esta capital en la que ambos, acompañados por una comisión de dirigentes perredeistas mostraron su apoyo a Guido Gómez Mazara quien la semana pasada fue expulsado del PRD.
“La disciplina de un partido se logra, respetando los estatutos y los mecanismos institucionales, que no puede ser de ninguna manera que todas las decisiones estén en manos de una sola persona en función de poderes especiales otorgados para los fines de hecho que son vinculantes con esa convención, con estas ideas vamos a recorrer el país, vamos a acompañar al Doctor Guido Gómez Mazara y a cualquier dirigente que sea víctima de la intolerancia de quienes se crean dueños de una organización que no solo es de los perredistas, que es de la sociedad, , que es de la democracia, que es del país”, manifestó García Duvergé.
El dirigente criticó que bajo la actual dirección no se efectúan reuniones ni de la Comisión Política, ni del Comité Ejecutivo Nacional, espacios que consideró como idóneos para tratar los asuntos partidarios a fin de fortalecer al PRD.
“Hoy en día cuando el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se ve reducido en el apoyo de la población electoral a un 5%, más triste aun por debajo del Partido Reformista Social Cristiano(PRSC) y muy cerca del Bloque Institucional (BIS), debía primar entre los líderes del partido una actitud de reflexión, de reencuentro que permita corregir los grandes males que afecta la organización creando las condiciones para que el PRD se levante bajo la inspiración de nuestro líder inmortal José Francisco Peña Gómez”, puntualizó.
Además, expresó que de ninguna manera es entendible que en las actuales circunstancias un grupito pretenda cercenar el derecho que tiene cada militante o dirigente del partido de elegir y ser elegido, de expresar libremente sus ideas sin que por ello se desate una persecución tipo la inquisición de la Edad Media.
