Viajar es un enigma

Viajar es un enigma

Viajar es  un enigma

Si el viaje a Itaca fue tortuoso y el viaje a Samarkanda esplendoroso, los míos han cumplido ambas metas.

Soy un viajero empedernido. Inicié mis aventuras de niño, a los 7 años, acompañando a mi padre en un viaje en “vapor”. Zarpamos en el buque de la Bull Lines desde el muelle del Ozama rumbo a la Meca: Nueva York.

La travesía fue excitante, a pesar de los mareos y tambaleos a bordo. Los barcos de entonces no tenían estabilizadores como los de ahora. Había que aguantar las mareas y disfrutar la calma. Como buen isleño siempre he tenido el deseo de salir de donde esté, pero siempre añorando el regreso.

El viaje ha quedado impregnado en mi memoria como lo más excitante que he vivido en mis largos años. ¿Sería Samarkanda el destino?

Más tarde, y adolescente tardío, 17 años, el viaje no fue tan placentero.

De familia revolucionaria y perseguidos por la dictadura, salimos a exilio en 1950. Primero a Cuba, el segundo hogar de todo dominicano demócrata, a visitar la familia que había escapado de la dictadura en las décadas de los treinta y cuarenta y que en la Gesta Heroica de 1959, el tío Gabriel, “Pipí”, fuera vilmente asesinado luchando por la democracia. De Cuba a Estados Unidos, precisamente a Nueva York, donde encontramos el apoyo fraternal de compatriotas y demócratas de otras latitudes.

Para mis padres el destierro fue un infierno. Para mí fue placentero. Trabajé y estudié. La Universidad de Columbia fue un paraíso. Allí estaban Guiner de Los Ríos, Cernuda, Galíndez, Copland, el mexicanistaFrankTannenbaum, mi mentor, el Nobel Levy. Y tantos más. En la década de los 50 Nueva York era el paraíso. Jazz, ópera, espectáculos, teatro.

El panameño José Quintero dirigía a O´Neil y el portorriqueño José Ferrer interpretaba a Cyrano. Se cenaba una buena pasta italiana con albóndigas y una copa de vino por 2 dólares. Y en el Paramount, Roxi y el Strand se podía ver y escuchar a Sinatra, Nat King Cole, Johnny Ray, Judy Garland, entre otros, por una entrada de 90 centavos de dólar en la función de la tarde. Y también había película incluida.



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