La frecuencia con que se demuestra que la Policía Nacional da informes “acomodados” en casos de sucesos relativos al uso excesivo de la fuerza de alguna autoridad del orden, ha deteriorado la credibilidad que debe tener un organismo al que se le atribuye “fe pública”.

En días pasado un agente policial mató a mansalva a un sargento vestido de civil que iba con su familia, porque este se resistió a ser ‘macuteado’, pero la versión que inicialmente divulgó la institución fue que la víctima había iniciado la agresión, lo cual se demostró ser falso.

Ayer un policía municipal mató a un hombre propinándole un disparo en la cabeza con una escopeta que previamente le había arrebatado a un miembro del Ejército.

Un video muestra que la víctima estaba a una distancia prudente del victimario, quien se ve manipulando la escopeta, apuntándole a la cabeza para dispararle y matarlo. No había piedras ni ataques a un vehículo del Cabildo.

La versión policial que se divulgó fue que se trató de un disparo accidental y que los envueltos en el incidente “acorralaron y agredieron a pedradas a los policías municipales”, lo cual se ve claramente en el video que no se corresponde con los hechos.

La Policía debe cuidar su credibilidad y evitar divulgar versiones incorrectas que favorecen a quienes hacen uso excesivo de la fuerza.