Una trilogía positiva

Una trilogía positiva

Una trilogía positiva

Mario Emilio Pérez

E En todas las ocasiones en las que he establecido comunicación con Franklin Domínguez compruebo que es el dominicano que más ama el teatro.

Prolífico y laureado dramaturgo, talentoso actor y director teatral, este hombre culto y jovial, puede convertirse en monologuista incansable cuando aborda temas sobre el arte escénico frente a cualquier auditorio.

Afortunadamente, el versátil hombre del teatro une a sus frecuentes discursos monotemáticos la amenidad y la riqueza anecdótica.
Erasmo Alfonso Cáffaro, nombres y apellidos que han sido arrinconados por el eufónico y fácilmente pronunciable sobrenombre de Niní, fue dotado por madre natura de una hermosa voz atenorada.

Unido este don a la vocación por el canto, el éxito ha llevado a este artista desde los lauros conquistados, hasta la difícil función de director del Teatro Nacional.

Niní ha sabido manejarse con destreza tanto con la temperamentalidad teñida de visos egolátricos de los artistas, como con la justificada vocación aurífera de los empresarios.

El nombramiento del cantautor José Antonio Rodríguez despertó sorpresa primero, y luego comentarios adversos de un sector prejuiciado de la intelectualidad criolla.

Pero el destacado artista ha exhibido fina sensibilidad y habilidad en la combinación de palabras de sus composiciones musicales, y en los programas que ha dirigido en los medios de comunicación.

Me sentí complacido cuando puse a su disposición mi espacio televisivo de entrevistas para su proyecto denominado Retajila, un loable esfuerzo tendente a patrocinar la música dominicana.

Esta mini radiografía de tres cultores de las artes surgió al recordar los espectáculos artísticos producidos por estos quijotes en este ya agonizante año 2013.

Porque el quijotismo está presente cuando se emprenden eventos de calidad con precariedad de recursos.

Para vencer esas limitaciones hay que poseer lo que certeramente llamó un escritor latinoamericano “la santa virtud del entusiasmo”.



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