Una sociedad despiadada y cruel

Una sociedad despiadada y cruel

Una sociedad despiadada y cruel

No tuve el honor de conocer al profesor y comunicador Leonardo Lantigua. Por las versiones que me han llegado era, al parecer, una persona muy respetada y apreciada en la ciudad de Santiago.

A sus 65 años fue pensionado por el Ministerio de Educación. Había laborado por muchos años en la escuela Armando Bermúdez.

Ramón de Luna, un conocido periodista, con palabras sucintas nos ofrece un retrato del profesor y comunicador: Lantigua no estaba bien de salud, dice.

Empezó a sufrir de malestares cardíacos, por lo que se hizo imperativo conducirlo “de emergencia” a un centro hospitalario. Se había hecho un cateterismo, pero al no quedar bien, era imprescindible repetir el procedimiento.

“Era un hombre preparado y honesto”, afirma. Resultaba evidente que “tenía problemas económicos”. Sus amigos trataron de asistirlo y de apoyarlo emocionalmente, pero “se rehusó”.

En una fotografía de escasa resolución se ve al profesor esbozando una sonrisa resignada, el rostro amplio y el pelo ya encanecido. Su ojo izquierdo permanecía cerrado. Esa situación se produce ocasionalmente en personas aquejadas de enfermedades catastróficas.

Otros datos llaman la atención: Lantigua, al parecer, vivía solo. No tuvo hijos y hacía poco le habían robado un vehículo de su propiedad. Un preocupado transeúnte vio aquel señor muy pensativo, recostado de una de las barandas del puente Hermanos Patillo. Procuró comunicarse con él, pero fue inútil.

No pudo evitar que se lanzara al vacío. Las autoridades identificaron el cadáver como el del profesor y periodista Leonado Lantigua.

El suicidio, ocasional y excepcional hasta hace unos años en República Dominicana, ha ido creciendo hasta niveles en verdad pasmosos. Un dato escalofriante, publicado por “El Diario Libre”, señala que “más de diez personas se han suicidado en lo que va de este mes en hechos ocurridos en Santiago y sus municipios”.

“Los suicidas utilizaron diversos medios y formas para quitarse la vida, entre ellas el ahorcamiento, el envenenamiento por ingestión de sustancias tóxicas. Otros usaron armas de fuego o se lanzaron desde puentes”, indica la crónica.

Llama la atención el caso de Isaías García, de 15 años, ocurrido en Navarrete. Sus parientes manifestaron que últimamente “se le veía muy contrariado”.

El otro es el del adulto Rafael Vásquez, quien, “agobiado por problemas económicos, se ahorcó con una sábana”. De acuerdo con las especialistas Vanessa González Herero, Natalia Ramos y Marta Ferragut, la persona deprimida evidencia “un estado en el que predomina el abatimiento emocional, la desesperanza, el pesimismo, el desamparo o la amargura”. “La depresión constituye la principal causa de muerte por suicidio”.

A su vez las sicólogas Margarita Ortiz-Tallo y Violeta Cardenal atribuyen tanto la depresión como el suicidio a los “valores predominantes” y a “los males sociales”.

“Durante los últimos veinte años, los cambios han sido tan rápidos y contundentes que quizás se pueda hablar de una época bastante caótica con relación a normas y valores”, atestiguan.

“En RD una de diez mujeres ha sufrido violencia sexual”, (Emilio Guzmán, “Hoy”). “41 delitos que se cometen en RD no tienen Sanción”, (Llennis Jiménez), “Anulan sentencia, jueza liberó narcos”, (Loyda Peña)”, “Traen dominicano y venezolana buscados por cinco asesinatos” (‘Diario Libre’),“Hay serios indicios… de que por lo menos siete sustancias que crean dependencia y daños cerebrales …rondan las escuelas y colegios privados” en nuestro país (Editorial de “Hoy”).
Saque usted las conclusiones…



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