“El que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que produzcan los errores”, dijo el político e idealista venezolano Simón Bolívar.
Un excelente consejo para la actualidad cuando los gobernantes se sienten y actúan como una especie de dioses superiores a los del mitológico Olimpo griego.
Quien manda un pueblo debe establecer el vínculo de confianza, que genera la fraternidad; no basta con la fe, hay que mostrarla, para que resplandezca como un ejemplo a imitar.