¿Una potencia cárnica?

¿Una potencia cárnica?

¿Una potencia cárnica?

Los ensayos de modernidad y desarrollo de los gobiernos de las últimas tres décadas han terminado en rotundos fracasos. Nunca a la altura de los retos que se propusieron.

A saber, se pensó que con la construcción de presas hidroeléctricas saldríamos a camino, y se erradicarían para siempre los apagones. Todavía persiste la mala calidad del servicio eléctrico.

Así se pensó con la exportación de productos agrícolas. Se soñó en convertir a República Dominicana en una potencia agroindustrial. Nada se logró.

Hace poco hubo una reunión de autoridades del Gobierno con productores de carne con el fin de hacer un mercado de exportación. Eso nos hizo colocar nuestra mirada en ese horizonte de planes fallidos que enumeramos.

Sobre todo por los innumerables escollos que habrá que superar para hacer realidad ese sueño.

El más engorroso es la asignación de recursos económicos por parte del Gobierno a los productores. O sea, de entrada habrá que pensar en tomar una parte del dinero de los dominicanos que pagan impuestos para financiar una actividad comercial privada.

¿A qué precio podríamos convertirnos en una potencia cárnica? Consideramos que hay que pensar despacio este tema, sin importar el tiempo que se tome, antes de comprometer un peso más de las arcas del Estado.



Etiquetas