Una pobre inversión en deporte

Una pobre inversión en deporte

Una pobre inversión en deporte

Los países que les dan poca valoración a los deportes, en la mayoría de los casos, por las raquíticas inversiones en programas de desarrollo, tienen una visión muy estrecha sobre su tremenda incidencia en las transformaciones en los aspectos físico y mental de sus sociedades.

El deporte, nadie lo pone en duda, es y seguirá siendo motor innovador de los pueblos, porque los resultados que produce son visibles y se pueden constatar a leguas.

No es sorpresa que los países con alto índice de desarrollo intelectual y económico son líderes en ese renglón, con resultados visibles en las competencias más importantes.

En el máximo liderazgo de naciones bananeras, todavía existe una pobre visión sobre la importancia del mismo, bajo el alegato de que hay sectores más prioritarios a los que hay que darles más importancia.

Uno de los factores que se sabe, pero que no es tomado en cuenta, es que cuando se incrementa la inversión en los deportes casi automáticamente se puede proyectar una disminución directa en salud pública y otros renglones.
Los resultados positivos son prácticamente automáticos, es decir, palpables al poco tiempo.

Por lo tanto, se necesita mejorar sustancialmente la visión de los liderazgos nacionales con relación a la inversión en deporte, sector que todavía constituye un “tente ahí”, un “para que no digan”, y algunas veces se ofrecen “ñapas y dádivas” y hacerse los “simpáticos y graciosos”.

RADARES.- La mística tiene diversas acepciones, y cada cual le da la interpretación que más le convenga. Y sobre ese concepto se crean ideas no comprobadas que para muchos se convierten en verdades.

Esa “mística” es la que mantiene a los seguidores del Licey, con la creencia de que tienen chance de ir a la final.



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