El pueblo, el verdadero soberano, le ha conferido al Partido de la Liberación Dominicana una gran responsabilidad al darle una representación tan significativa en el Congreso Nacional y los ayuntamientos.
El partido oficialista, más que celebrar un triunfo, debe reflexionar sobre el gran compromiso que le toca asumir para corresponder a la confianza que ha depositado sobre sus hombros el pueblo dominicano.
El control del Congreso obtenido en el recién pasado proceso electoral incluirá los dos años que faltan del actual período presidencial y los cuatro del que se iniciará en 2012. Por lo tanto, los actuales congresistas pueden ejecutar planes legislativos a largo plazo con la intención de mejorar nuestra institucionalidad.
No es momento para que el partido oficialista se envanezca, sino para que reflexione. Que no pierda de vista el programa congresional que presentó a la población semanas antes de las elecciones y que se apegue a los lineamientos allí señalados, así como que en los aspectos no programados que surjan en el camino tenga en cuenta fundamentalmente los intereses de la nación.
También puede aprovechar el partido triunfador para revisar los señalamientos de comportamientos negativos que se le hicieron durante el proceso electoral.
La campaña terminó, toca a todos trabajar por el bien del país y la mayor responsabilidad recae sobre los que alcanzaron posiciones de representación popular.
