Un relato sobre salario policial

Un relato sobre salario policial

Un relato sobre salario policial

Como parte de los chequeos aleatorios que está haciendo la Policía Nacional, una patrulla paró a un ejecutivo de EL DÍA. Uno de los agentes, al percatarse de que el requisado trabajaba en un diario, entabló una reveladora conversación.

Con mucha decencia le preguntó al ciudadano que si tenía tiempo para una breve conversación y ante la respuesta positiva no le fue con rodeos para decirle lo siguiente: “Nosotros no podemos quejarnos ni protestar públicamente.

Ustedes que sí pueden hablar hagan algo por nosotros. Con estos salarios que nos están pagando solo podemos vivir si la gente nos da dinero o si hacemos lo mal hecho. ¿Cómo es que los jefes creen que uno puede vivir y estos de ahora no quieren que uno coja los cien pesitos que a veces nos dan en la calle? Vayan a ver si a ustedes los oyen, porque nosotros no podemos hablar”.

Luego del saludo de lugar, el agente dio la vuelta y retornó a su patrulla.Este suceso fue real y se produjo ayer, lo que nos permite llegar a varias conclusiones.

La primera es que los policías (y suponemos que igual ocurre con los militares) sienten que los bajos salarios son caldo de cultivo activo penas benignas para el soborno y el delito; que sus necesidades no son tomadas en cuenta por los tomadores de decisiones y que tienen cercenado un derecho tan fundamental como es el de la libertad de expresión.

La seguridad pública no puede depender de agentes con salarios de miseria.



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