Un reconocimiento al general Luperón

Un reconocimiento al general Luperón

Un reconocimiento al general Luperón

Rafael Chaljub Mejìa

En el momento en que apareció el documento al cual me referiré líneas abajo, el general Gregorio Luperón pasaba por una situación muy difícil. Corría el año 1869, el país sufría la sanguinaria tiranía de los seis años de Buenaventura Báez; estaba en marcha el plan de anexión a los Estados Unidos, fraguado de conjunto por Báez y su colega norteamericano Ulises Grant; la guerra de resistencia nacional contra ese plan parecía estancada; había fracasado la quijotesca expedición del vapor Telégrafo capitaneado por el propio Luperón, quien por demás había sido declarado traidor por el Congreso baecista y pirata por el gobierno yanki, y bajo ese cargo infame estaba sometido el general a persecución internacional, en medio de abrumadora campaña de injurias.

Entonces apareció un artículo en el periódico norteamericano The New York Herald, transcrito a su vez en la obra biográfica sobre Luperón del poeta Manuel Rodríguez Objío. Por el valor histórico y por el desagravio al honor y la conducta de un prócer de la dimensión de Luperón, bien vale la pena reproducir algunos apartes del aludido documento:

“Una de las cualidades de este hombre firme y resuelto consiste siempre en hacer respetar las leyes de su país, y nunca ha violado sus disposiciones”, dice el texto, y agrega:

“Es franco, liberal y tolerante, humanitario, intrépido y con una ardiente simpatía por la verdad, la libertad y la justicia, procurándole muchas veces su mucho ardor en las cosas públicas, enemistades peligrosas; pero puede perdonársele su celo, porque es siempre en favor de la justicia, de la libertad, del honor y el interés de la patria… Generoso hasta el sacrificio de sí mismo en todas las épocas de su vida… Es uno de ese pequeño grupo de patriotas que ha rehusado encorvarse bajo el yugo de ningún tirano.

Él ha conocido siempre el camino del destierro, pero nunca el de la humillación ni el de la deshonra…

En fin, es hombre cuya vida es más elocuente que sus discursos y cuyo carácter personal es mucho más grande que sus obras…

Hacemos este breve croquis de su carácter, para que nuestros lectores puedan mejor apreciar y juzgar al hombre que Báez proclama al mundo como pirata”.

Tal reconocimiento debió reconfortar al general, quien de su parte siempre fue digno de ese y cualquier otro reconocimiento que se hiciera a su valentía y su condición de patriota inclaudicable.



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