¿Un pago beneficioso?

¿Un pago beneficioso?

¿Un pago beneficioso?

En las últimas horas se conoció el desenlace de la deuda pendiente de la República Dominicana con Venezuela sobre el crédito que teníamos por el suministro de petróleo a través del programa de PetroCaribe.

Se trata de una deuda que se podía pagar con un intercambio de alimentos, pero en los años que tenía de vigencia ese programa pocas veces se pudo hacer uso de esa facilidad, aunque estaba ahí disponible.

El país acaba de comprar la deuda de 4,200 millones de dólares con Venezuela por 1,923 millones de dólares. Esas simples cifras pueden parecer favorables para el país.

La discusión ha surgido por el cambio de condiciones de una deuda y la otra.

Hay argumentos para justificar los que favorecen la transacción y los que entienden fue incorrecta.

Ahora bien, lo realmente importante no es lo que se asiente en la contabilidad nacional, sino el efecto. ¿Tendremos que pagar más por los bonos soberanos tomados para pagar la deuda con Venezuela o por el contrario terminaremos pagando menos?
Esa es la cuestión.

Pero sobre todo, lo más importante, es que aprendamos que tenemos que controlar nuestro endeudamiento como país. Que la finanza cosmética no se utilice para volver al cuento de que “aún podemos seguir endeudándonos”. Estamos al límite, y punto.



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