Una amiga repite continuamente que ella perdió la capacidad de aprender después de haber recibido un fuerte golpe en la cabeza.
Los golpes, al igual que las enfermedades o problemas congénitos, pueden alterar el funcionamiento del cerebro, según escucho decir a algunos neurólogos mientras trabajo como intérprete médico.
Si bien por un traumatismo e incluso desde el mismo nacimiento podemos perder nuestra capacidad de aprendizaje, existen innúmeros estudios y tratamientos que ayudan a reentrenar el cerebro para tener mejor memoria, más agilidad mental para interconectar pensamientos, hacer análisis y un sinfín de mejorías que se pueden lograr.
El psiquiatra norteamericano Daniel Amen asegura que el cerebro, además de reducir la velocidad del proceso de envejecimiento, puede ir más lejos y rejuvenecer, tal como ocurrió en su caso.
Mientras que la psicóloga norteamericana Barbara Arrowsmith-Yong, quien nació con un bloqueo mental que le impedía comprender y relacionar cosas abstractas, después de los 25 años de edad, desarrolló técnicas y ejercicios que le ayudaron a desarrollar y conectar sus áreas bloqueadas.
He participado en diferentes terapias de reentrenamiento cerebral para pacientes con enfermedades como párkinson y derrame cerebral.
Los pacientes confirman mejorías fisiológicas y anímicas. Es notoria la modificación de los comportamientos y la mejoría física.
El cerebro no tiene edad para aprender nuevos conocimientos y desarrollar nuevas interconexiones para esas áreas dañadas por enfermedades o problemas congénitos. Según múltiples estudios que he visto, todo depende de la voluntad de las personas afectadas.
Las herramientas, en su gran mayoría están creadas y probadas. Cada uno debe hacerse consciente de su situación particular y empezar el proceso de curación. La dedicación, el entusiasmo y el amor propio componen el mayor impulso para lograrlo.