El periodo que estamos transitando es muy productivo en propuestas. Las hay a diario de todo tipo. Incluidas propuestas espaciadas con nombres de funcionarios específicos, y que estarían destinados a determinadas carteras, luego que jure el presidente Medina para su próximo periodo.

En ese orden llaman la atención propuestas viejas, que se presentan como nuevas. Entre ellas están las siguientes: reducir la nómina pública, un plan de austeridad del Gobierno central, un plan de normas y disposiciones que discipline, sensiblemente, la corrupción, tanto pública como privada.

Hay otras propuestas, como reducir la evasión y las exenciones, y fortalecer los mecanismos de transparencia. Tenemos sectores que plantean fusionar varias instituciones del Estado que operan con el mismo esquema de trabajo; y de manera fundamental, sugieren un sensible aumento de salario para los empleados del sector público y trabajadores privados.

Las propuestas irán creciendo en la medida que el tiempo avance hacia el 16 de agosto. Por ejemplo: habrá asesores, políticos o consultores que propondrán bajar el alto subsidio del combustible y repuestos que reciben los empresarios del transporte, o eliminarlo, definitivamente.

Todo esto se reduce a una frase: plan de equidad.

Se trata de un plan que ponerlo en movimiento depende enteramente del Presidente de la República, o de sectores sociales y compactados que articulen una propuesta en ese orden, bien sustentada.

El Mandatario tiene tiempo para hacerlo; y la propuesta puede encontrar adeptos para presentársela. Una u otra, o las dos, si se ejecutan, definirían un mejor destino para el país, indudablemente.