El gobierno de Danilo Medina ha heredado de su predecesor un Estado en bancarrota, con un déficit fiscal de más de 187 mil millones de pesos; con una deuda externa que sobrepasa los 20 mil millones de dólares. Un Estado carcomido por la corrupción, que mantiene a los funcionarios responsables del desastre actual y un gobierno que pretende tomar prestado al FMI 500 millones de dólares para pagar el gasto publico a costa de aumentar más el endeudamiento del país. Un Estado cuyo jefe anterior, Leonel Fernández, admitió el derroche de más de 40 mil millones de pesos en la campaña electoral.
Un gobierno que aun no presenta el presupuesto de 2013. Que auspicia un fraude al sector eléctrico por más de 15 mil millones de pesos, impidiendo que los responsables sean llevados al banquillo de los acusados. Que ha hecho aprobar un paquetazo fiscal, contra el cual se ha sometido un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional, que agravara a su máxima expresión los males económicos del país, sobre todo, de las masas desposeídas, la clase media, y la clase media alta. Un gobierno que se niega a llevar al banquillo de los acusados a funcionarios de la administración anterior envueltos en actos de corrupción.
Este gobierno le ha dejado al pueblo dominicano solo el camino de las protestas cívicas. Protestas que abogan porque los destinos del país tomen un rumbo distinto al desastre económico, político y social al que lo quiere conducir la administración de Danilo Medina.
Por esos motivos, se puede concluir que un gobierno de esa naturaleza es insostenible.
*El autor es Secretario General de la Asociación Americana de Juristas (AAJ)
