Un diálogo para recordar

El pasado sábado 14 me senté con un libro en la sala de espera de un lavadero de autos, pero no me pude concentrar en la lectura.

Dos señores dialogaban con rostros de gente preocupada sobre lo que en algún momento calificaron como “los destinos del país”.

Uno de ellos citó un artículo suscrito por Amílcar Cabral, publicado tres semanas atrás y que anunciaba en su titular que “la deuda pública total sigue en aumento”.

-¿Viste? -manifestó-. Leí que hace menos de un mes el monto se aproximaba al 49.9 por ciento de todo lo que produce el país, lo que se denomina producto interno bruto (PIB).

Añadió haber leído que al primer trimestre de este año la cifra sobrepasaba los 39 mil 019 millones de dólares. Y que, de acuerdo con cifras proporcionadas por el Banco Central, hasta marzo de 2018 el aumento alcanzaba los mil 804.2 millones ¡en solo tres meses!”.

Su compañero reaccionó con similar inquietud.

-Bueno… supe que los economistas Miguel Ceara Hatton y Pavel Isa habían dicho que lo que más les preocupaba del endeudamiento público era la gran cantidad de recursos que hay que buscar para el pago del servicio de la deuda, es decir, los intereses y otros gastos.

Fíjate, llevamos tres años ininterrumpidos en que la deuda acumulada del sector público es superior a la deuda que teníamos en la crisis de 2003-2004. Pero ahora no hay crisis y la deuda sigue creciendo. ¿Qué es lo que está pasando?

El otro señor le mostró el periódico Hoy del 14 de julio.

-¿Leíste este periódico?

-No.

-Pues mira esto, noticia de primera página. El gobierno acaba de tomar otros mil 300 millones de dólares. De acuerdo con los datos, esto eleva el compromiso del 49.9 al 52 por ciento del PBI.

Ambos se miraron. Por algunos minutos permanecieron en silencio. El primero en hablar volvió a tomar la palabra.

-¿Leíste el informe suministrado por la Contraloría General de la República a la diputada Faride Raful?

-He leído algo.

-Bueno, el informe dice que del 16 de agosto de 2012 hasta enero de 2017, las publicitarias pertenecientes al asesor de campaña presidencial Joao Santana y su esposa, presos en Brasil por corrupción, recibieron la suma de mil 300 millones de pesos de dos organismos del Estado dominicano…

El contertulio permaneció en silencio. Dijo al fin:

-Estaba pensando en algo que le confesé al más pequeño de mis hijos, ayer, quien está a punto de terminar el bachillerato: Hijo mío, yo no tengo cómo pagarte una carrera universitaria en una de las universidades que valen la pena en el país.

“Angustiado, me respondió: pero papá, mi hermano está en la Universidad y yo…

“Lo sé. Pero la familia está reventada con lo que hay que pagar por sus estudios y con todos los otros gastos. Estamos muy mal. Yo quisiera que tú estudiaras en una universidad que valiera la pena, pero te confieso que no tengo la posibilidad”.

El señor se despidió de su amigo, y yo me quedé pensando. Me inundó una ola de profundo pesar y tristeza. Salí del lugar cabizbajo. Me encerré en mi apartamento y desde ese día no he vuelto a salir a la calle.