Troy Davis, ejecutado con Sadismo

Troy Davis, ejecutado con Sadismo

Troy Davis, ejecutado con Sadismo

Una vez más se demuestra que el sistema judicial norteamericano trabaja para una clase o un sector privilegiado de la sociedad. En la noche de ayer a las 11:08 pm, tres supuestos testigos, blancos, anunciaban el deceso de este joven negro Americano, en Atlanta, Georgia. La manera sarcástica y ridícula de estos blancos indolentes presentaba la cara de una población llena de odio racial contra una población que aún sufre los embates de una esclavitud que no termina en este siglo 21.

Si repasamos el caso, vemos que en ningún momento fue  comprobada la participación de Troy en el asesinato del policía blanco, en el 1989. Nunca se presentaron evidencias, ni arma del delito, no hubo testigos, excepto falsos, los cuales admitieron que habían sido pagados por la Policía, como casi siempre sucede cuando no hay pruebas. Troy siempre se declaró inocente. En estos casos de asesinatos de policías hay que acusar a alguien; pero el acusado debe ser pobre, negro, latino o de minoría.

Durante 22 años no fue posible encontrar señal de culpabilidad. Cuatro veces anunciaron el día en que sería ejecutado.

Como forma de tortura, tanto para el acusado, como para los familiares, la primera ocasión fue suspendida dos horas antes; por segunda vez, tres horas antes y la tercera vez, tres días antes. 22 años esperaron los jueces de la suprema corte para decidir que definitivamente Troy sería ejecutado.

 Esto sucede pese a que inicialmente los primeros miembros del panel del jurado, 7 de 9 miembros, votaron en contra al no encontrar evidencias, sin embargo fue mantenida abierta la acusación hasta el momento en que se le aplicó la inyección letal.

¿Qué se sentirá en ese momento, siendo inocente y preparado para recibir la espada de la muerte en un pecho que pide libertad?

De manera sarcástica, los testigos de este asesinato se engrandecían y gozaban al narrar como, a este indefenso NEGRO AMERICANO, se le apagaba la vida: “parpadeaba los ojos, su cara se vio fláccida, su cuerpo dejó de moverse, su respiración no se sentía, etc., etc.”, una y otra vez repetían lo mismo, como si al decirlo se gozaban un trago o una gran celebración.

Hasta el momento de su ejecución, Troy mantuvo su inocencia, en ese momento pidió a los familiares que mantuvieran la investigación hasta dar con el verdadero culpable y pidió paz para los que le ejecutaban.

La lista de ejecución y en espera para ser ejecutados es larga a lo ancho de todo los Estados Unidos, más del 80% son negros o latinos y casi el 100% de los jueves con blancos.

Lo que nunca hemos visto es que algún oficial de policía o del ejército haya sido ejecutado por haber acribillado a personas inocentes en las calles. Tampoco hemos visto que los responsables de genocidios a nivel mundial hayan sido ni siquiera acusados por esos crimines horrendos; como si las vidas de otros seres humanos no significara nada.

Claro, la Justicia americana tiene una venda con un ojo tapado y otro descubierto para no equivocarse en la decisión.

Mucho hay que hacer para que el pueblo trabajador americano logre liberarse de la dictadura oligárquica y hegemonía blanca, sin ánimo de ser racista contra los blancos, pero esa es la pura realidad.



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