Toros

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Hace pocos días formulé duras críticas a las corridas de toros en El Seibo. Rápidamente me han salido al paso fervientes defensores de las mismas. Como soy un creyente de la libertad de expresión, transcribo a continuación lo que me han escrito algunos lectores.

La señora Soraya Cotes de Arzeno me dice: “…como seibana que soy, me siento en el deber de informarle sobre las corridas de toros que se realizan en el marco de las fiestas patronales de El Seibo, en honor a nuestra patrona, la Santísima Cruz, algunas tardes de los primeros diez días de mayo de cada año. Los toros son prestados por el Central Romana o por familias ganaderas seibanas y llevados a un redondel que llamamos barrera, construido a la entrada del pueblo. Personalidades y  comerciantes ayudan con algún patrocinio. En las tardes taurinas varios jóvenes seibanos, repletos de valor, y luciendo modestos trajes de torero, torean con garbo, varios toros, uno por uno, ante el delirio y desborde de adrenalina de un público variado que incluye personas de todas las edades, ocupaciones y estratos sociales del pueblo, de la región, y muchas veces de  invitados internacionales. El último toro que  va a la barrera, donde se hace la corrida, se deja a los jovenzuelos campesinos que quieren exhibir su valor ante los toros embravecidos, donde quizás alguna vez le han halado el rabo a alguno, para que reaccione a sus provocaciones. Jamás hay en nuestras corridas, no lidias de toros, crueldad ni abuso contra el animal. Son corridas al estilo portugués. Allí se apuesta a un espacio de sano entretenimiento, donde el visitante sale gratamente sorprendido y con el deseo de volver. Los seibanos buscamos el apoyo de   todos los sectores para que ese espectáculo que celebramos, de incomparable naturaleza y sentir, se importantice tanto como los carnavales del Cibao y otras manifestaciones de la cultura regional de nuestro país. Declarar nuestras corridas Patrimonio Cultural del país solamente impulsaría el reconocimiento del valor cultural de nuestra costumbre, e impulsaría una sana inyección de oportunidades a la actividad económica a nuestro pobre pueblo. Desde ahora le invito a acompañarnos a El Seibo a disfrutar de una tarde taurina, para el próximo mes de mayo. Ya le avisaré qué día será. Le aseguro no se arrepentirá, y se convertirá usted en nuestro mejor abanderado”.

Otro lector me escribe: “…estoy en desacuerdo con usted. Primeramente, las ferias taurinas de El Seybo son únicas en el área del Caribe, data de una tradición centenaria y son del tipo portugués, donde no se mata ni se ponzoña al toro, sólo se llega a cansar con el capote. Entiendo que un reconocimiento en calidad de patrimonio cultural nacional, reivindica una antigua tradición de nuestra nación que hay que preservar, ayudará a que haya turismo a esa empobrecida región. Sí, estoy en contra del abuso animal, pero en este caso no creo que aplique”.

Respeto los puntos de vista de mis queridos lectores, pero concluyo como Galileo cuando le obligaron a decir que la Tierra es el centro del Universo y está inmóvil en el medio de todo lo demás: “Y sin embargo, se mueve”.



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