Fiel a su costumbre desde su primera edición, EL DÍA no circulará mañana día de Año Nuevo, con la esperanza de que la fecha sea aprovechada como una jornada de reflexión.

Motivos hay de sobra para pasar balance y trazar planes tanto en el ámbito de lo personal como a nivel nacional. En ambos casos vale la pena sincerarnos para aprender las lecciones de nuestros errores del pasado.

El año que concluye mañana registra, sin lugar a dudas, algunos aciertos en el orden institucional, pero lamentablemente éstos han llegado acompañados de no pocos desvíos y retrocesos amparados en la corrupción y la impunidad.

El Gobierno de turno lleva consumido algo más de la mitad del período asignado a su mandato, lo que significa que todavía está a tiempo de corregir entuertos y hacer, como decía en su campaña, lo que nunca se ha hecho.

No hay excusas para cruzarnos de brazos. Gobernantes y gobernados somos hoy igualmente responsables de lo que hagamos o dejemos de hacer. Mañana será demasiado tarde.