Tiro al blanco

Tiro al blanco

Tiro al blanco

El Gobierno del Presidente Fernández tiene mala  puntería. Aunque tire y de en la diana    se equivoca: da  en el blanco  equivocado. Tal parece que  sufriera de dioptría  que le impide ver más allá de sus narices o de daltonismo crónico que no distingue las claras señales que le envía  el Pueblo,  víctima de sus numerosos desaciertos.

En lugar de ponerle atención y afinar su puntería,  yerra a cada paso: se alía con lo peor,  se mal asesora (o no se deja asesorar) y se lía en las patas del caballo desbocado.   

Ignora  las sanas advertencias que le señalan el camino correcto para salir del marasmo y darle a su pueblo soluciones inmediatas más que falsas esperanzas.

Para resolver el problema de una cementera depredadora, propio de la soberanía nacional, apela a  organismos internacionales. Para sustituir a  funcionarios estigmatizados por actos de nepotismo y corrupción, además incompetentes, los promueve y otorga premios de consolación, lo  que crea mayor desolación y escepticismo.  

La  actitud equivoca del gobierno, paradójicamente inequívoca, le hace disparar  flechazos  que no logran alcanzar el objetivo deseado por la población.

Orientando su arco poderoso en dirección equivocada logra atemorizar pero no calmar los ánimos justamente exacerbados por constantes abusos o indiferencia ante promesas incumplidas de mejoría de servicios básicos. Atribuyendo esas acciones a motivaciones políticas,  es  que errar de nuevo el blanco, no darle la cara a los problemas y evadir responsabilidades.

Acallar, o tratar de silenciar conciencias que gritan verdades irrenunciables, verdades que atormentan, es disparar a ciegas, dardos que  no aciertan  clavarse en la diana por enorme coraza de ceguera que le cubre. Ni un solo flechazo se aproxima al blanco blindado, como la economía, del crimen organizado, de la impunidad  y de  la corrupción  que crece y  desconcierta.

Ahora se trata de Narciso Isa Conde, que no es solo una voz valiente: que es todo un renacer social. Cerrando programas televisivos, no se logra matar las ideas. No se logran debilitar los principios. No se acorrala el espíritu indomable de un pueblo comprometido con su verdad. Vano intento.

Pero ni la SIP, que tanto aboga por la libertad de expresión, dice nada;  ni tampoco brilla un editorial solidario que denuncie el atropello.

Narciso, igual que el Senador de Baní, que las Nurias y las Alicias, que todo en conjunto de instituciones patrióticas, nacionalistas aumentarán sus protestas. 

Más que sordo, el gobierno  no alcanza a vislumbrar el  objetivo de las quejas. Tener un país mejor gobernado. La intolerancia y la ceguera no le ayudan  a ver y dar en el blanco.

En contrapeso, crece y se hace patente el descontento. Cambiar el  rumbo equivocado, requiere de gobernantes y también de los gobernados  mayor visión y valentía Una sociedad que se sienta atemorizada no será nunca libre.

Una sociedad que se  abandone y prefiera la modorra o la molicie, renuncia a su grandeza espiritual. Cuando  una nación  languidece, es preciso el grito restaurador de sus mejores hijos por el rescate de su soberanía, de sus libertades.  

Al parecer la nación conciente del cambio necesario luce presta a disparar un tiro contundente que entierre democráticamente a sus enterradores.         



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