Terrícola comparón

Terrícola comparón

Terrícola comparón

Stephen Hawkins, el científico parapléjico, con su cuerpo preso en una silla de ruedas y su mente volando bien alta por todas partes, sobre todo por el universo infinito, en una conferencia en septiembre pasado, pronosticó que en unos 100 años la humanidad deberá abandonar este planeta, pues será inviable.

Habremos ya acabado con él por muchas razones predecibles, y si no hemos encontrado a dónde y cómo ir, todo habrá terminado.

Culpa a la Inteligencia Artificial que hemos creado quizás para hacernos fácil la vida y la de tantos que trabajan duramente con sus músculos. Hemos creado robots y supercomputadoras que podrían superar la mente y revertir los papeles.

Todos sabemos que desde finales de la Segunda Guerra Mundial empezó el control sobre la población. Ya todos tenemos identificación, dirección, registrados. Todos nuestros datos, hábitos y comportamiento están registrados en bases de datos.

Cámaras en cada esquina, en cada establecimiento comercial y escuela, etc., nos siguen y nos vigilan.

Lo peor de todo es que nosotros mismos damos todos estos voluntariamente de una manera inocente, al abrir cuentas, bajar programas, pagar impuestos, enviar fotos, mensajes y tantas cosas más que en el futuro se sofisticarán y serán como nuestra cárcel sin rejas.

Así, cuando nuestros robots y cerebros encuentren algún otro planeta a donde poder emigrar y se construyan naves inter estelares que puedan hacer el viaje quizás de siglos, habrá que recordar aquello que se cantaba a los policías rígidos en los mítines, cuando Balaguer en 1961 quiso quedarse al mando luego de la muerte de Trujillo: “Policía comparón / tu no cabes en el avión”.

Pues si hoy somos casi 8,000 millones, y aumentando, ¿cuántos en realidad podrían caber? Vean en esas películas de los refugios subterráneos lo que pasa ante alarmas de bombardeos atómicos, donde pocos son los escogidos, los que caben, y se crea una desesperación y caos casi incontrolables.

Por eso quizás los robots matarán sofisticadamente a los que no puedan ir, haciéndoles el favor de que sufran poco. Quizás con injertos sofisticados dentro del cuerpo con propósitos múltiples.

También nos habla de si adonde lleguen esos pocos perpetuadores de esta raza egoísta, aun sean las mentes terrícolas más brillantes, podrían encontrar alienígenas no amistosos más inteligentes, con capacidad y desarrollo superior, y solo serán como indios en el descubrimiento de América.

Los que no piensan tienen quizás 100 años para instruirse ellos y su descendencia, para que alguno pueda subirse a las naves interespaciales y no ser todos descartados como lo será la inmensa mayoría. Lo bueno será que los que cuenten con doctorados en corrupción y riquezas multimillonarias mal habidas, quizás tampoco quepan.

*Por Luis H. Arhur S.



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