Tarde o temprano la justicia llega

Tarde o temprano la justicia llega

Tarde o temprano la justicia llega

La avaricia es una enfermedad que lacera el alma, porque es un afán desmedido de poseer riquezas por el solo placer de atesorarlas sin compartirlas con nadie.

Desde un punto de vista religioso es un pecado y un vicio que trasciende lo lícito y lo moralmente aceptable.
Quienes la practican buscan sentirse importantes, aunque en el fondo esto es una mediocridad, porque es infeliz aquel que amasa fortuna casi siempre a expensas del sudor y el dolor ajeno, sin dar beneficio a la sociedad donde desenvuelve sus actividades.

Por avaro, el expresidente de la Conmebol, Juan Ángel Napout, fue sentenciado ayer en Nueva York a nueve años de cárcel.

Napout, millonario de origen, recibió soborno por 3.3 millones de dólares de compañías de mercadotecnia deportiva a cambio de contratos para transmitir torneos de la FIFA.

Esta condena que le impuso la jueza Pamela Chen, de la corte federal de Brooklyn, debe servir de ejemplo a los que creen, en todas las áreas, que pueden cometer fechorías de todos los calibres sin ningún tipo de consecuencias.
Sería interesante pasar aquí el video del juicio, donde este poderoso dirigente deportivo paraguayo, con su traje de presidiario, pidió a la jueza “compasión y piedad”.



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