La expansión del modelo de la tanda extendida solo tiene sentido si se utiliza para mejorar el rendimiento de los estudiantes y disponer de mayor cantidad de horas para cubrir un currículo que permita eliminar las deficiencias con las que han estado formándose nuestros estudiantes.

Para eso se requería previamente un proceso de planificación de los contenidos a impartir o la reformulación de cómo se impartirían los ya establecidos, con tal de eliminar los baches que nos han venido colocando en los últimos lugares en el rendimiento de los estudiantes en las materias fundamentales.

Hay fuertes indicios de que no ha sido así.

Muchas de estas escuelas de tanda extendida están, evidentemente, improvisando para cubrir la expansión de los horarios.
De esa manera simplemente se estará gastando el dinero, pero sin lograr los objetivos de mejorar la calidad académica en el sistema escolar.

El “efecto guardería” debe ser simplemente un beneficio secundario de la tanda extendida, pero hasta el momento ha sido lo central de este modelo.

Un año escolar no empieza el primer día de docencia, pues la planificación previa marca el éxito o el fracaso de ese ciclo, sin embargo, en el transcurso se pueden ir haciendo ajustes.

Las autoridades educativas tienen el deber de hacer los ajustes necesarios para la tanda extendida.