Sostengo y sostendré por siempre

Sostengo y sostendré por siempre

Sostengo y sostendré por siempre

Porque… “Ten por seguro, que a ti te juzgarán

de acuerdo a la categoría de tus enemigos”.

“No puedes elegir a dónde quieres

ir a pelear la guerra. Tú

tienes que ir adónde el

enemigo esté”.

Anónimo.-

 Estos tiempos en que las brumas pretenden dislocarnos, son propicios para tratar de pensar e inclusive y quizás,  sonreír a solas, reírnos de los “pareceres y de lo que se figure la gente” y evitar la envidia de aquel que no lo puede hacer, mientras continúa murmurando.

Expuso un gran pensador, que el hombre se pasa la vida pensando en el pasado, quejándose del presente y temblando por el futuro pero, aun me tilden demodé, pienso que el recordar no es mal ni bien.

Recordar hechos o tiempos buenos es agradable y recordar los malos por igual, debido a que estos últimos nos previenen para no volver a pasar por los mismos, pero, no podemos pasar nuestro tiempo hablando del pasado, que si fue mejor, que si se vivía mejor, etc. Porque este ya pasó y no volverá, porque lo pasado –como dice un proverbio árabe– ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.  

Por eso creo que la verdad monda y lironda es que no se puede  vivir de recuerdos, debido a que la vida es realidad, porque, como ya se ha escrito, el querer vivir en el pasado constituye la más peligrosa y estéril de las utopías. La vida es esta y ahora, porque el mañana es solo eso, un mañana, un interrogante.

Quizás de este decir del presente y el mañana, lo peor es estar en la sala de espera. Esperar y esperar sin saber qué esperar, rodeado de lo impúdico, lo vicioso, lo lúbrico y concupiscente, de lo obsceno y lujurioso, de lo sátiro e injurioso, pornográfico y libidinoso, todo esto encerrado, tal vez, en la mayoría de los enganchados a “políticos” que nos maldicen el presente y nos ensombrecen cual tiempo borrascoso, el siempre incierto futuro.

En medio de toda esta basura no se puede ser y mucho menos pretender vivir en paz, porque todo esto nos lleva a cuestionar si lo inocente y puro, moral y ético, reiteramos, puede sobrevivir en paz en medio de este creciente caos.

Pienso y creo que tal y como escribió Thomas Carlyle, de nada sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive, y que lo único que puede hacer es intentar mejorarlo. Por eso creo y en verdad lo creo, que al igual como se expresan del vino los conocedores del mismo –y por igual nosotros sobre la vida–, que el mismo se asocia al paladar en una agradable alianza de sabor y bienestar, algo muy parecido a lo que acontece con la buena intención, de aquella que carecen una inmensidad de nuestros políticos, de que la misma se ve, se siente y flota en el aire como si fuese un suspiro o una bella mariposa en libre vuelo.

Si, en verdad lo creo, que esa intención es la vía para sobrevivir en este medio hostil, quizás soñando despierto tal y como creía Freud, el llamado padre del psicoanálisis, quien sostenía que soñar despierto no es un síntoma de insatisfacción vital, sino, una actividad que ayuda a mantener nuestro cerebro en forma.

Después de estas divagaciones, solo me resta decir que hay que mantener presenteel pasado para mejorar el futuro. No se puede olvidar el pasado y tender un manto de silencio y cobardía, porque constituye un premio para los perversos y un castigo para las personas de bien. El mal gana batallas pero nunca la guerra y aun estando bajo las botas de los perversos y corruptos que día a día amargan nuestra existencia, solo nos resta decir como Kirk Douglas:

“Creo que recién ahora empiezo a saber quién soy. Como si mis virtudes y mis defectos hubiesen estado hirviendo en una olla todos estos años y con el hervor se hubieran ido evaporando y convirtiendo en humo, y lo que queda en el fondo de la olla es mi esencia, y se parece inquietantemente a aquello con lo que empecé al principio”. Eso es lo que realmente sé. ¡Sí, señor!



Etiquetas