Dicen que las pérdidas nos aportan sabiduría aunque hay quienes parece que nunca aprenden. Esta vez la República Dominicana esta demostrando que ha aprendido y quiere hacerlo diferente.
Son muchas las pérdidas que hemos enfrentado en las ultimas décadas. Pérdida de moral, orgullo, dignidad e incluso hemos perdido hasta la capacidad de asombro ante tantos atropellos de los políticos sin dignidad a quienes hemos colocado en sus posiciones para que se burlen de nuestra sociedad.
Las últimas semanas nos han enrostrado a través de la política y hasta desde la delincuencia común cuán vulnerables somos cada día y cuánto más podríamos serlo si no tomamos las acciones pertinentes. Estamos en el borde. Es ahora o nunca.
Tal como pasó en 1994 cuando la sociedad dijo basta a los continuos fraudes electorales y se formó la Red de Observadores electorales con lo que se frenó el fraude rutinario de cada proceso electoral. Para 2010, una vez la sociedad se empoderó y logró el 4% del PIB estipulado por ley para la educación.
Todos en amarillo.
Nueva vez se siente la energía social que advierte a los corruptos que estamos listos para hacernos responsables de nuestros destinos.
El verde de la esperanza, para demostrar que no confiamos en un ángel guardián y muy por el contrario, estamos dispuestos a hacernos cargo de buscar y aplicar soluciones a las problemáticas que nos están robando madres y estudiantes quienes salen de sus hogares con el sueño de mejor vida para ellos y sus familias.
Tal como dice la campaña contra las violencia de género: “Ni una menos”. Hemos tolerado demasiado. Es tiempo de justicia y orden social. Es nuestra sociedad y podemos hacerlo.