Cuando el Colectivo #Haitianos RD anunció que realizaría una caminata el pasado domingo 30 de diciembre, los demonios de la discriminacion se desataron de tal forma que si encontraban a un ciudadano del vecino país en su camino, lo hubieran hecho trizas.

Fue tal el odio y la irá desatados por ese anuncio, que no les quedó otro camino a los organizadores de dicha caminata que suspenderla por temor a que se materializarán las amenazas lanzadas en su contra.

Soy de los que defiende el derecho de todo inmigrante legal a organizarse, reclamar sus derechos, protestar y a exigir que se les trate como lo establecen las leyes y normas internacionales.

También me he opuesto a la presencia ilegal de extranjeros en territorio dominicano, no solo de haitianos, aunque por circunstancias geográfica, económicas y sociales, ellos son el principal componente de inmigrantes ilegales que tenemos.

El derecho a marchar es ejercido por los dominicanos en Estados Unidos, Europa, Suramérica y en algunas islas del Caribe, donde incluso ocupan importantes posiciones ejecutivas y electivas, por lo que nos sentimos orgullosos.
Cuando un dominicano residente legal o ilegal, en Estados Unidos y Europa es discriminado sus compatriotas aquí nos solidarizamos con ellos y tomamos partido en favor de sus causas.

Tenemos italianos, venezolanos, colombianos, rusos, chinos y de muchas otras nacionalidades que se encuentran en condiciones irregulares, algunos hasta buscados por la Interpol por hechos delictivos.

Pero esos no son discriminados, ellos tienen la fortuna de ser blancos, ojos azules o verdes, hablan inglés, usan dólares o euros y hasta tienen inversiones. esos no son haitianos.

Si los venezolanos, o italianos, por solo mencionar esas dos nacionalidades, anuncian una caminata similar a la de los del Colectivo #Haitianos RD, seguro que se les otorgan todas las facilidades, no se dispara la alarma de la discriminación ni reciben amenazas.

Estoy seguro que quienes discriminan a nuestros vecinos Solo Porque Son Haitianos, no les gustaría que algo así les pase a los dominicanos residentes en el exterior. Que por cierto, no hay un solo dominicano que por lo menos no tenga un pariente como inmigrante en algún país del mundo.

Porque somos un país de emigrantes e inmigrantes. Es decir, más de dos millones de nuestros compatriotas han emigrado a otras naciones. Pero así también, este es un país de inmigrantes, aquí nadie es dominicano auténtico, y el negro lo llevamos detrás de la oreja.

Y por si no lo sabe, la casa o el apartamento donde vivimos, los alimentos que comemos del campo, el servicio que nos dan en los hoteles, el seguridad de la torre, la clase de idiomas de sus hijos, en cada una ellas está la presencia haitiana.