Hartos de la crisis y los sucesivos escándalos de corrupción, los españoles decidieron el pasado domingo darle un espaldarazo a Podemos, el partido de los indignados, creado en enero de 2014 por un grupo de profesores de ciencias políticas, que irrumpe como tercera fuerza política en una decena de regiones.

Encabezado por Pablo Iglesias y otros líderes que como él cuestionan el modelo seguido por los tradicionales Partido Popular (derecha) y Socialista Obrero Español (PSOE), Podemos ya es poder en Barcelona, la segunda ciudad más poblada de España, y de concretarse un acuerdo con el PSOE, también tendrá se alzará con la Alcaldía de Madrid.

Con poco más de un año de formado, el nuevo partido pasó satisfactoriamente la prueba y se proyecta como una fuerza indiscutible con miras a las generales previstas para finales de año.

Gracias a su buen desempeño en estas elecciones (falta ver cómo se comporta desde los gobiernos locales), Podemos le ha devuelto la esperanza a los españoles, y lo ha hecho apegado a principios y planteamiento que de algún modo implican una ruptura con lo que hasta ahora ha primado en España.

Creo que algo similar debemos procurar que ocurra aquí en las elecciones de 2016. República Dominicana no puede seguir en manos de un grupito que, una vez llegado al poder, en lo único que ha pensado y para lo que ha trabajado es para enriquecerse, sin importar la forma.

Y para ello no le ha temblado el pulso para corromper periodistas, «opositores», abogados, escritores y todo al que puedan comprar.

Los pesimistas dirán que la poderosa maquinaria económica, con características mafiosas, en que se ha transformado el PLD es invencible porque tiene demasiado poder, el Congreso, el Ejecutivo, fortunas astronómicas, un partido inscrito en la nómina pública, y lo más peligroso, “falta de escrúpulos”.

Y que además (en caso de que Leonel sea el candidato) cuentan con el poder de fuego de los Vinchos, capaces de la más vil de las guerras sucias, aparte de una batería de periodistas y comunicadores, sin hablar de las altas cortes.

A ellos les digo que los dominicanos hemos sabido superar situaciones más difíciles que las actuales. Recordemos a los trinitarios, los restauradores, la resistencia contra Trujillo, la lucha contra Balaguer.

Pienso que igual que como están haciendo los españoles, los dominicanos estamos en capacidad y en la necesidad de producir un giro en el sendero por el que políticos corruptos han conducido al país.

Creo que si Pablo Iglesias y los españoles han sido capaces de iniciar un cambio de rumbo en España, los dominicanos también Podemos.