Hay quienes empiezan a tomar en serio la afirmación de que Danilo Medina no intentará quedarse en el poder más allá de 2020, pues aunque no reciba el reconocimiento de la oposición (lo más natural) ha excluido los cuadros políticos de los órganos constitucionales que tienen que ver con los procesos electorales.
Aunque los nuevos integrantes de la Junta Central Electoral y del Tribunal Superior Electoral no le son hostiles, tampoco tienen “militancia danilista”.
Solo ha quedado cierto perfume leonelista y perredeísta, porque quien se pensaba que podía oler a danilismo se reivindica “independiente”.
La conclusión a la que se empieza a llegar es que si no le ha interesado tener ahí gente que le cuente de primera mano es porque no tiene pensado jugársela en los próximos certámenes.
La ausencia en esos órganos no es del agrado de viejos zorros del peledeísmo y más luego de leer ayer a Eddy Olivares criticando al PRM por no haber buscado sus “representantes” en la Junta y el Tribunal Superior Electoral.
