No se puede ser mezquino, hay que reconocer que los diferentes gobiernos en los últimos 40 años han construido obras deportivas de primer orden en la mayoría de las provincias y municipios.

En principio fueron levantadas por la presión de una juventud que en esos primeros años se lanzaba a las calles en reclamo de las mismas, incluso, enfrentando por todos los medios a la fuerza pública.

De esa forma se construyó el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, La Barranquita e instalaciones en el Parque del Este.
Asimismo, mediante la adjudicación de sede de Juegos Nacionales fueron levantadas obras de todo tipo en San Francisco de Macorís, Moca, Barahona, Mao, San Juan de la Maguana, San Cristóbal, San Pedro de Macorís, La Romana, La Vega y Monte Plata.

Si se contabilizan esas obras en términos económicos estaríamos hablando de una cuantiosa inversión. Es tan así, que ni siquiera hay fondos para dar un mantenimiento adecuado a esas instalaciones, excepto unas pocas ubicadas principalmente en San Domingo.

Lo más penoso es que, a pesar de las luchas titánicas libradas para lograr que el Estado construyera esas instalaciones, la dirigencia deportiva no le ha sacado provecho competitivo ni recreativo, mientras en su mayoría se encuentran en un avanzado estado de deterioro.

Ser dirigente deportivo conlleva una responsabilidad social de primer orden, y en ese sentido muy pocos cumplen con ese mandato.

Así las cosas, que nadie espere mucho en este renglón, al que al igual que algunos políticos, solo saben sacarle provecho, en especial económico.

No hay duda que el deporte en República Dominicana, como estructura que contribuye al desarrollo integral de la sociedad, debe efectuar cambios radicales en una buena parte de su pirámides.

No se justifica, bajo ningún concepto, que dirigentes que desde hace tiempo muestran, y en realidad tienen, un desfase, sigan dirigiendo de federaciones, asociaciones, ligas y clubes.

RADARES. La pasada semana la TV de EU presentó el KO más espectacular que ha recibido boxeador alguno este año. El mismo lo recibió, nada más y nada menos, el dominicano Giovanny Lorenzo, un púgil que desde hace tiempo debió retirarse.