Se incuba una profunda crisis política

Se incuba una profunda crisis política

Se incuba una profunda crisis política

Los tiempos de la primacía de los partidos Revolucionario Dominicano y Reformista Social Cristiano forman parte del pasado.

En las actuales coyunturas se les ve como partidos de relleno.

El opositor Partido Revolucionario Moderno todavía es una oferta política en construcción, con dificultades hasta para contar un puñado de votos en un proceso interno sin mucha pasión.

La Junta Central Electoral registra un lista de otra veintena de partidos políticos con vocación de medrar alrededor de otros proyectos que puedan dejarles caer migajas o que solo sirven de sustento a grandes egos.
Hay otros que creados con grandes expectativas no calaron en el gusto de la gente.

Y queda un oficialista Partido de la Liberación Dominicana que ha entrado en fase de autolaceración.
El panorama de nuestro sistema de partidos, como puede observarse, es incierto y desconcertante.

Las aventuras están al acecho.

Los antiguos liderazgos que jugaban con las reglas del juego imperante en el momento y que aglutinaban las más enardecidas pasiones, han desaparecido.

Lo que se observa en el panorama es una profunda crisis política cuyos resultados son un enigma.



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