Se está perdiendo todo

Se está perdiendo todo

Se está perdiendo todo

Hugo López Morrobel

El deporte es la actividad más sana que puede desarrollar un humano y, por lo tanto, sus actores principales y secundarios, en este caso los dirigentes y atletas, deben mantener una conducta intachable.

El primer paso hacia la honestidad en las competencias la concibió Pierre de Coubertin, historiador y pedagogo francés, cuando creó los juegos Olímpicos modernos, así como el Comité Olímpico Internacional, entidad que desde el siglo XIX organiza cada cuatro años los Juegos Olímpicos de Verano y los de Invierno.

Desde entonces, los integrantes de esos organismos, y por ende, todos los dependientes, como son los Comités Olímpicos Nacionales, eran integrados por los ciudadanos más representativos y honorables de la sociedad.

Era muy raro escuchar que algún dirigente estuviera metido en actuaciones violatorias a los principios éticos, sin embargo, desde hace unos años, el deporte se ha visto infectado por elementos de todos los niveles involucrados en actos de corrupción y de otra naturaleza, como el dopaje, las apuestas y el amaño de partidos.

Todo indica que el manejo de grandes recursos económicos ha desviado a una gran cantidad de dirigentes y atletas por el camino de la vida fácil, la corrupción y el mal manejo de los recursos que ponen en sus manos.

Cada día la situación se hace más penosa, al punto que ha arrastrado a los atletas, que amañan, venden partidos, y consumen sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento, entre otros desmanes.

Y parece que es una situación que irá en aumento, porque son las máximas figuras las que se han involucrado en forma descarada en esos desmanes.

La muestra más relevante de esas anomalías la representan Michel Platini, Joseph Blatter y un sinnúmero de dirigentes de otras entidades.

El deporte necesita con urgencia retomar el camino de la ética, porque de lo contrario será arropado por la deshonestidad, la inmoralidad y la permisibidad.

Así ñas cosas, los deportes siguen el camino de las cúpulas políticas y empresariales. ¡Que lástima!



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