Robin Williams: Payaso con careta de alegría

Robin Williams: Payaso con careta de alegría

Robin Williams: Payaso con careta de alegría

El pasado lunes 11 de los corrientes, los diarios norteamericanos dieron a conocer una dolorosa y muy triste noticia: ha muerto Robin Williams, el genio de la actuación cómica que durante los últimos veinte años entregó al mundo su arte de forma alegre y espontánea, dotado de las herramientas que hacen que un artista viva entre la genialidad y lo místico, entre la risa y la tristeza.

Si Miguel Ángel y Picasso llenaban con sus manos el lienzo del más puro y sublime arte para sorprender al mundo, este talentoso y humilde artista de la actuación cinematográfica, nacido en la ciudad de chicago hace 63 años, tenía la virtud de expresar un mundo que para él no significaba teatro, sino más bien una forma natural de comunicar sus sentimientos para transformar el entorno que lo rodeaba.

Solo cuando conocemos eventos como la muerte de Williams, aprendemos que muchas veces nos pasa lo que expresó hace mucho tiempo el afamado cantante mejicano Javier Solís, cuando en su canción titulada Payaso, decía: “payaso con careta de alegría, pero tengo por dentro el alma rota”. Y yo pregunto ¿a cuántos nos ha pasado lo que dice la estrofa de esa hermosa canción?, ¿cuántas veces nos vestimos de payasos para hacer felices a otros estando nosotros muy tristes?

Quizás nunca sabremos por qué un hombre que hizo felices a tantos seres humanos termino así con su vida. Sin embargo, podemos afirmar que este genio del histrionismo dedicó su vida a tratar de hacer felices a otros; que su actuación era la forma más natural de vivir y que sus películas son un legado que perdurará por mucho tiempo.

La muerte de Robin Williams es una tragedia que revela la realidad que vivimos muchos seres humanos, porque si no aprendemos a actuar en el teatro de la vida, terminamos siendo actores que no controlamos nuestras vidas.

*Economista, poeta y ensayista.



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