República Dominicana se ha convertido en la última década en un país con una gran afluencia de ciudadanos de Europa y la región que, de acuerdo a los procedimientos, consiguen legalizar su condición migratoria.

Esa situación se ha convertido en una puerta de entrada de ciudadanos de islas y países de la región del Caribe que hallan en el país una nueva patria y optan por darse una segunda oportunidad de vida. Otros lo hacen solo como puente, para emigrar definitivamente a Estados Unidos y países de la Unión Europea.

En ese orden hay acuerdos vigentes entre el país y el gobierno cubano para regular la cuestión migratoria entre ambas naciones. Ojalá que con esta medida se detengan las mafias que trafican con cubanos para que desde territorio dominicano intenten ir a Estados Unidos.

Ambos países tienen condiciones geográficas muy vulnerables, que permiten acciones de este tipo, por lo que los acuerdos migratorios serán de gran ayuda.

El control migratorio en la frontera terrestre con Haití ha sido poco menos que un fracaso y hoy pagamos las consecuencias.

No permitamos que los controles en los puntos formales de ingreso al país, especialmente los aeropuertos, también se deterioren.
El acuerdo con Cuba es buena señal.