Reafirmar la vida

Reafirmar la vida

Reafirmar la vida

A propósito del aumento de los suicidios en nuestro país es oportuno reflexionar sobre la vida y su valor. La vida es un don, una oportunidad para crear, amar y crecer espiritualmente mediante la vivencia de la condición humana.

La esperanza vinculada a la vida no solo se troncha con la muerte física sino también con otras actitudes que niegan o que obstaculizan la vida: el jugar a ser dioses y el convertirse en fuerza de destrucción del don de la vida.

Reafirmar la vida, vivir en plenitud implica vivir el presente, rechazar la cultura de la muerte, dejar huellas y vivir desde la confianza en Dios.

Vivir el presente:

La vida auténtica implica vivir desde el aquí y el ahora. La vida es lo que nos pasa cada día mientras soñamos con el futuro o rumiamos un pasado que a veces pensamos fue mejor.

Enfocarse en la acumulación material puede convertirse en el mayor riesgo de vivir el presente. Podemos pasarnos la vida construyendo un futuro seguro que nunca llegará mientras perdemos la amistad, la ilusión de vivir y descuidamos la vida espiritual.

Rechazar la cultura de la muerte:

El Papa Francisco nos invita a rechazar la cultura de la muerte y lo que la nutre: la corrupción, la drogadicción, la explotación humana y el aborto.

También la cultura del descarte que el Santo Padre define como “esa práctica de descartar productos e incluso la vida humana: los pobres, los inmigrantes, los ancianos, los niños no nacidos, las personas económicamente vulnerables, los que no tienen voz”.

Dejar huellas:

Nuestra vida no puede ser estéril. A ejemplo de Jesús tenemos que dejar huellas, no heridas o cicatrices. Eso implica pasar por la vida haciendo todo el bien que podamos hacer viviendo desde la caridad y la solidaridad.
Vivir desde la confianza en Dios:

La vida solo tiene sentido desde Dios.

Él es quien llena todo vacío existencial. Si prescindimos de Dios, estamos desprotegidos frente al dolor y los embates propios de la existencia. En la confianza en Dios hay esperanza, consuelo, alegría, fe, fortaleza y paz.



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