Cada noche cuando me acuesto, lo hago con el temor de no saber si podré levantarme la mañana siguiente. Temo que mi esposo me estrangule o me acuchille.

Ese hombre que pensé era el compañero ideal para mi vida, quien siempre me cuidó y protegió del mundo exterior.

A pocos meses de casarnos empezó a comportarse diferente. Parecía que era mi papá o mi hermano. Mandándome a todo, dirigiéndome como si fuera una niña pequeña o estúpida.

No pude anticipar que estas cosas pasaran. Nunca imaginé que sería igual que quedarme en casa, pero obligada a tener sexo con este hombre que juraba amarme.

Ahora entiendo que nunca pude anticipar estas situaciones porque lo viví desde pequeña en mi hogar paterno, pero allí creí que mi padre me amaba y que era muy recto y quería lo mejor para mí y por eso me pegaba.

Ahora sé que eso me cegó y no vi que el hombre que elegí era igual o peor que él. Ahora estoy atrapada y sin nadie a quien pedirle ayuda.

Temo por mis hijos.

No quiero que ellos crezcan con el mismo miedo que he vivido. Tengo miedo de ir a la fiscalía porque, ¿para qué? Si él imagina que hablo con alguien se llena de rabia y me pega, pero lo que más me asusta son las historias que aparecen en los noticiarios sobre mujeres muertas.

Asesinadas por sus maridos, hombres que juraron amarlas y solo las maltrataron, y cuando ellas intentaron poner un alto, terminaron muertas y muchas veces sus hijos también. Intenté irme del país, pero necesito su autorización para llevarme los chicos.

Intenté dejarlos con mi madre, pero dijo que no los cuidaría para que yo anduviera haciendo quién sabe que y que todo era mi culpa.
Continuará