Los dominicanos estamos acostumbrados a dudar de todo el que nos rodea sobre todo en el ámbito político y es bueno que sea así porque de la duda sale la verdad.

Ahora bien, hay personas que por su trayectoria y comportamiento debemos motivarlas, respetarlas, resaltarlas y recodar su pasado sobre todo cuando quienes dudan de su honorabilidad quieren endilgarles ciertas inconductas que no poseen.

Me refiero al caso de los jueces que nunca podrán complacer a todo el mundo porque sus sentencias tienen dos partes involucradas: el querellante y el querellado. En la aplicación de la ley raras veces hay términos medios… O es o no es, así de sencillo. Y por vía de consecuencia su misión es declarar un ganador y un perdedor.

Cualesquiera de esas partes que salga gananciosa se quedará callada y feliz porque ha logrado su propósito; el otro posiblemente apelará el fallo por las vías legales que establece la ley o si no cree que el juzgador ha obrado de manera objetiva e independiente se irá a los medios de comunicación a despotricar y lanzar acusaciones infundadas en su contra sin conocer su pedigrí.

Este preámbulo es para referirme al juez del primer juzgado de instrucción del Distrito Nacional, el magistrado Román Berroa Hiciano quien, en su más reciente sentencia ratificó que en la acusación interpuesta por el jurista y político Guillermo Moreno contra el ex presidente Leonel Fernández, no hay hechos punibles.

La ratificación hecha por Román Berroa Hiciano está sustentada en los mismos argumentos esgrimidos por la fiscal titular del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reinoso, en el entendido de que no existen leyes que tipifiquen los hechos imputados como ilícitos.

Yo hubiese querido que el ex jefe de Estado demostrara su inocencia en los tribunales o que sus acusadores demostraran su culpabilidad ante la justicia, pero si el juez ya dijo que no constituye ilícito el hecho imputado me acojo a esa decisión.

Pues el magistrado basó su fallo en derecho, no por la “íntima convicción” y por eso ha sido blanco de críticas de personas que al parecer han olvidado o desconocen sentencias anteriores donde ha sido igual de firme en la aplicación del derecho que nos rige como país organizado libre y democráticamente.

Es bueno recordar que Berroa Hiciano es el mismo juez que determinó el curso que debía seguir el caso Sun Land cuyo principal acusado era Félix Bautista y para entonces Leonel Fernández era el presidente de la República.

En aquella oportunidad sí era fácil influenciar a un juez porque se trataba de la máxima autoridad, entiéndase el presidente de la República.

Sin embargo, a Román Berroa Hiciano no le templó el pulso y determinó en base a derecho, no por «intima convicción» que Ministerio Público acogiera al PRD como querellante contra los implicados en el caso Sun Land que era nada más y nada menos que el entonces presidente Leonel Fernández y el entonces director de la OISOE, Félix Bautista.

Señores los jueces tienen familia; sus padres, hijos, esposas, hermanos y parientes más allegados leen las críticas infundadas, distorsionadas, interesadas y posiblemente no tienen la preparación para asimilar esas blasfemas como los injuriados.

Sólo para recordar: el juez Román Berroa Hiciano tiene en los actuales momentos un caso pendiente de difamación donde él es el querellante contra una entidad que lo acusó de fallar un caso por paga. En su momento la justicia también dirá quién tiene la razón.