¿Qué se está haciendo con las bancas?

En nuestro país hay una dinámica noticiosa que permite que en la mayoría de los casos las informaciones importantes que nos son provistas a diario pasen a un segundo, tercer y hasta olvidado plano muy rápidamente.

Otros temas son acogidos con regularidad de manera que difícilmente se nos olvidan y más bien llegan a formar parte del subconsciente ciudadano.

Tal es el caso de la reforma fiscal, la eficiencia en la recaudación y los niveles de evasión, sobre lo cual aun recuerdo muy bien aquel titular de abril de este año que afirmaba que en el país la evasión del impuesto sobre la renta excedía el 60 %.

Pero también es el caso de las bancas de apuesta y los juegos de azar, donde se reveló que en el país hay unas 150,000 bancas, entre centros de venta fijos y móviles. Inclusive, la información referida afirmaba que en el Ministerio de Hacienda la lista de bancas autorizadas a operar solo son 30,750, distribuidas en todo el territorio nacional.

En cualquier otra latitud esta información acerca de las bancas sería una escándalo mayúsculo, sin embargo, en el nuestro, carente de un verdadero régimen de consecuencias, el tema del debate se ha querido llevar entre si son concesionarios de loterías, y si las terminales colocadas pagan o no tributos al Estado.

Es inconcebible que a estas alturas, donde pretendemos una revolución educativa basada en la familia y principios de moralidad, el país continúe indiferente con tal proliferación de los juegos de azar, y peor aun, estos al margen de las obligaciones tributarias.

No podemos dejar de preguntar qué se está haciendo con las bancas, y sobre todo con esas decenas de miles ilegales, que amén de contribuir a la informalidad del país, distorsionan los valores del trabajo redentor, e inclusive donde se pregona tal evasión impositiva sin consecuencias aparentes.