¡Qué salga todo a flote !

¡Qué salga todo a flote !

¡Qué salga todo a flote !

La juez suspendida de la justicia dominicana Awilda Reyes, en su afán por demostrar su inocencia o al menos por lograr el perdón de los hechos que se le imputan, dijo el pasado viernes que hablará y que todo tiene que salir a flote; y ojalá que así sea, porque como dice un refrán donde todos son iguales si cometieron el mismo pecado por culpabilidad o inocencia, entonces de una forma u otra deberán pagar de manera igualitaria.

Es algo muy complejo, ya que la suspendida juez, al parecer no quiere pagar su culpabilidad sola, es por ello que trata no de demostrar su inocencia, sino también que la justicia lleve a sus cómplices al banquillo de los acusados, porque según ella de haber cometido los delitos que se le acusan, estos solo fueron por cumplir órdenes superiores y ahí está el detalle del caso.

Awilda Reyes, ha pedido reiteradas veces que en el juicio que se le sigue testifiquen, tanto el presidente de la Suprema Corte de la Justicia, Mariano Germán Mejía, así como también los ex procuradores generales de la República, Francisco Domínguez Brito, y Radhamés Jiménez, entre otros.

Y es que ella (la juez suspendida en funciones) entiende que de hundirse, no debe irse sola al hoyo, es por ello que sacará toda la verdad a la luz pública y ante la justicia, su verdad tratará de buscar compañeros de infortunios o de fechorías si es que hayan sido.

Es una situación muy difícil, pues su caso está bajo el dominio del sistema a que ella perteneció y del cual formó parte, es difícil luchar contra un sistema judicial donde no existe la justicia, o existe inclinada a determinados sectores, y sobre todo porque si actuaba bajo las órdenes superiores como ella dijo, estos jamás serán condenados porque en la República Dominicana carece de otros estamentos superiores competitivos para aplicar la justicia a quienes se hayan apartado de la ética jurisprudencial.

Esperamos que en el juicio que se le sigue junto también a otro juez acusado por el mismo caso, salga a relucir toda la verdad, que presente a los testigos que considere pertinentes y que el mismo sea llano, transparente y justo y que si son inocentes sean descargados de las imputaciones, de lo contrario si son culpables que les caigan todo el peso de la ley, pero no solo sobre ellos, sino también sobre todo el engranaje mafioso al que se ha referido la juez Reyes durante todo el proceso.

Awilda señaló a determinados personajes de la justicia como los autores materiales de los hechos que se les imputan y de ser cierto, no solo es inocente, sino víctima del sistema jurídico dominicano, de la política que se aplica en todos los Estamentos judiciales del país.

Inocente, porque ella solo cumplía órdenes superiores al cual no se podía negarse, es de ahí sus palabras: “estoy entrampada en una estructura mafiosa que me culpa de sus culpas, pretendiendo expiarlas sobre mi cadáver”, “estoy parada en medio de la nada, esto lo dijo ella como si pegara un grito para que se haga justicia del cual probablemente sea condenada, pero podría servir como voz de alerta contra un sistema podrido, que solo actúa judicialmente cuando de por medio se mueve el dinero corruptor, sin importar que los culpables de hechos abominables sean liberados, mientras por ese mismo dinero se condenen a los inocentes.

El pueblo dominicano ya no confía en la justicia de su país, los diversos Estamentos judiciales están armados por medio a los políticos que sin escrúpulos deciden para que prevalezca la impunidad, para que la misma sea ágil cuando existen marcados intereses y cuando no, cierren los ojos aunque las evidencias resalten inclusive ante los ciegos, sea lo que fuese; este caso debe despertar la atención incluyendo del presidente de la República, Lic. Danilo Medina, porque se debe recuperar la confianza perdida en el sistema judicial imperante.

Que la verdad salga a flote como dijo la juez suspendida Awilda Reyes, para que el pueblo recupere la confianza perdida en la justicia dominicana, que salga la verdad a flote y que caigan todos los cómplices culpables del entramado judicial, sin importar los rangos que estos ostenten.



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