¿Qué pasa con la salud mental del magisterio?

¿Qué pasa con la salud mental del magisterio?

¿Qué pasa con la salud mental del magisterio?

María Teresa Cabrera

Es cosa buena que la educación ocupe un lugar central en la agenda nacional, pero es incomprensible que en el proceso de discusión en curso, según se declara, en pro de calidad educativa esté absolutamente ausente un tema, que por diversas razones, ha debido ocupar la atención así del sindicato como de las autoridades del Minerd y de la sociedad en general.opinion 49

Me refiero al incremento que se ha registrado durante los últimos años en el número de maestros y maestras que padecen trastornos mentales.

Estas enfermedades se han convertido en la primera causa de retiro de los y las docentes de las aulas. En un periodo de cuatro años la cantidad de maestros/as pensionados/as por enfermedades vinculadas a la salud mental aumentó un 23.4%, pasando de un 13.4% a un 36.7%.

Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Bienestar Magisterial (Inabima), en 2008, mostró que 13.4 de cada 100 profesores y profesoras pensionados salieron del sistema por esta causa, cuatro años después, en 2012, la cifra se elevó a un 36.7%.

La investigación realizada en 2012 revela también que el 21.7% de las y los docentes se retira por enfermedades del aparato locomotor; al tiempo que muestra las similitudes entre las dolencias que afectan a maestras y maestros pensionados y activos.

Entre las principales causas de licencias y permisos se destacan: hipertensión arterial, depresión, ansiedad, demencia, trastorno bipolar, trastorno de memoria, estrés, crisis nerviosas, cáncer, disfonía, infartos, osteoporosis, entre otras.

Puede ser lógico que el ejercicio docente provoque afecciones asociadas a las cuerdas vocales, al aparato locomotor y a todas aquellas reconocidas como enfermedades profesionales en el sector educativo, pero que en tan sólo cuatro años casi se haya triplicado la cantidad de maestros y maestras que han tenido que abandonar las aulas por desórdenes mentales debiera llevarnos, por lo menos, a preguntarnos: ¿cuáles causas están generando tal situación? Cualquier sociedad, con un mínimo de preocupación por lo humano, que valore mínimamente la labor docente se habría sacudido con la información que aporta la investigación realizada por el Inabima.

La dimensión de la tarea que se pone en mano de los maestros y maestras, lo que se espera de su labor y la relevancia que, teóricamente, se le atribuye a su papel, son algunas de las razones que justifican considerar este tema en la agenda del pacto educativo con el propósito de atacar las causas que generan tal comportamiento.

Si el componente humano no fuera suficiente el “amor, el compromiso” y la obligación que se pregona con las niñas, niños, adolescentes y jóvenes que están en las aulas debiera convertir el tema en preocupación para la acción, porque para lograr calidad, se requiere la existencia de docentes, además de bien formados, con buen estado de salud física, mental y emocional.



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