Desde hace semanas me pregunto cuándo el Gobierno dominicano, desde la persona del presidente Danilo Medina hasta los ministerios y direcciones que les compete el tema, se tomarán en serio el tema de la sequía.

Y con “en serio” me refiero a tomar acciones reales más allá de una declaración de prensa para publicación en los medios de comunicación.

Me pregunto constantemente cuándo empezaré a ver campañas de concienciación masivas y constantes sobre el uso racional del agua y reforestación de nuestras cuencas, no por tema de sequía, sino por el sentido común de preservar nuestros recursos naturales hoy y siempre, que sí pueden agotarse si no aprendemos a cuidar de ellos.

En el entendido que no somos un pueblo de muy buenas costumbres que digamos, sí alegre y único, pero no tan educado. Y aunque duela decirlo, una muestra de ello es la basura en las calles, la falta de respeto a las señales de tránsito y a los demás, por decir algunas de las acciones que denotan que, a una gran mayoría solo le importa el círculo reducido en el que se mueve hasta que le afecte.

Me pregunto a cada momento cuándo escucharé al Presidente dirigirse a todo el país y explicarle a la gran mayoría (esa que no tiene los niveles básicos de educación y conciencia) que estamos en estado crítico y de alerta, pues los embalses de las presas están en los niveles de agua más bajos de los últimos años.

Y pienso esto, porque la figura presidencial es la que se dirige al pueblo no solo para anunciar una reelección o rendir cuentas ante la Asamblea Nacional, sino que es la llamada a hablar al pueblo que gobierna sobre las situaciones críticas que afectan la nación.

Prevenir siempre será la clave. Las cosas no mejoran porque las pensemos, y es preocupante ver cómo, en un desabastecimiento inminente de agua, se llenan piscinas personales y colectivas, siguen las tuberías con fugas y no se ven acciones ni escuchas la voz de alerta más que de unos cuantos, cuando esto es un problema de todos.

El proble “pica y se extiende” aunque cayeran unas gotas.