Qué ensalada

Qué ensalada

Qué ensalada

Danilo Arbilla

Por si no lo recuerdan, la China comunista de Mao fue el segundo país, tras los EEUU, en reconocer a la dictadura anticomunista chilena de Augusto Pinochet.

Hubo casos peores. Por ejemplo la alianza de la URSS y el bloque socialista, con una especial dedicación y militancia de la dictadura comunista cubana de Fidel Castro, con la dictadura genocida argentina del general Rafael Videla.

Los acuerdos y convenios proliferaban El régimen militar argentino desde el principio contó con el apoyo del Partido Comunista argentino, y con el de la URSS y todos sus satélites en el exterior.

Rusia y Cuba vetaron en la ONU y sus organismos todo intento de investigación de violaciones a los DDHH en Argentina. (Vale la pena repetirlo: los crímenes de los militares argentinos no se pudieron investigar y eventualmente frenar, por la oposición de rusos, cubanos y el resto del bloque socialista).

Durante el embargo cerealero con que EEUU respondió a la invasión rusa a Afganistán, los militares argentinos se ocuparon de abastecer a los rusos de trigo y otros granos, sin limites y “ a precios muy apetitosos” al decir de un serio estudio sobre esa época y esas relaciones.

Y estos recuerdos vienen a cuento a raíz de la votación del luxemburgués y conservador Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea. Ganó cómodamente – 422 votos de los 729 emitidos- con el apoyo de los populares (PP europeo), buena parte de los partidos socialdemócratas más fuertes de Europa, aunque no todos, más liberales y algunos “ verdes”.

En su contra votaron los del PSOE español, Izquierda Unida y Podemos ( los neobolivarianos y progresistas españoles de Pablo Iglesias), más los laboristas británicos, así como los eurófobos ( en otros lugares se les llama racistas) británicos del UKIP, que lidera la emergente estrella Nigel Farage.

A Juncker también se opuso ferozmente el Frente Nacional francés de Marine Le Pen ( y papá), hasta ahora conocidos como ultra derechistas, neo nazis y racistas.

Casi todos estos, además, están en contra del FMI, del Banco Mundial ( pese a los favores que este les hace), apoyan a Vladimir Putin, no les gustan los inmigrantes ni los homosexuales y por supuesto rechazan a los EEUU(cuyo presidente, dicho sea al paso, cada día da más muestras de no saber dónde está parado).

Cómo clasificar a toda esa montonera, a la que habría que sumar, por algunos síntomas y coincidencias varias, a otros grupos más chicos, como los de la Liga Norte italiana, los pequeños partidos xenófobos belga (Vlaams Belang) y holandés ( Wilders), el FPO austríaco , más los partidos ultraderechistas de Dinamarca, el de los “Verdaderos Filandeses” y el nacionalista SD sueco, más los archiconocidos griegos de ”Aurora Dorada”.

¿Cómo ubicarlos? : la mayoría son fidelistas, pro Putin y contra el imperialismo yanqui. A casi ninguno de ellos, al igual que los gobiernos progresistas y neopopulistas latinoamericanos, les gusta la libertad de prensa. El que más el que menos, quiere leyes reguladoras.

¿Cómo calificarlos? Son de izquierda o de derecha?

Otra duda: ¿de qué lado están los hombres de la Unasur, en particular los bolivarianos y afines, que dicen defender los derechos humanos y a las minorías, y en estos días desfilan, almuerzan y ensayan lamentables genuflexiones ante Putin y XI Jinping, jefe de Estado de la República Popular de China? Cuáles son los antecedentes de estos dos buenos señores – amigos y socios según se ve- en el campo de los Derechos Humanos, explotación de los trabajadores, relaciones con los grupos gay, manejo de Internet y redes sociales y avances imperiales en los cinco continentes.

Qué ensalada. Qué mezcolanza. Quizás estamos en un momento de transición. Seguramente, como pasó hace un cuarto de siglo – también bueno es tenerlo presente-, después de aquellas alianzas vinieron cambios grandes y cayeron vendas y verdades admitidas y los Sartre dieron paso a los Camus .



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