Los nuevos enfoques de la ONU para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible incluyen el paradigma del progreso multidimensional que va más allá del ingreso económico y que se mide por el bienestar humano.

El concepto de progreso multidimensional, según el PNUD, es el espacio de desarrollo con límites normativos que plantea que nada que disminuya los derechos de las personas y las comunidades, ni nada que amenace la sostenibilidad ambiental del planeta puede considerarse progreso.

Esta vertiente del progreso interpela a países como el nuestro que han evidenciado un crecimiento económico sostenido que convive con niveles de pobreza que superan el 30 %, no obstante los grandes esfuerzos del gobierno y sus avances en el combate de este flagelo.

Es en la pobreza justamente donde se menoscaban los derechos de las personas en un país en el que todavía hay gente que, desde una cultura de privilegios, piensa que la pobreza es culpa de los pobres.

Podemos preguntarnos: ¿cuándo tendremos el deseado progreso multidimensional que se enfoca en la gente? Habrá progreso multidimensional si acabamos con el embarazo en adolescente que supera el 20 % de incidencia reproduciendo la miseria y la marginalidad social.

Habrá progreso multidimensional si superamos la mortalidad materna, que ronda en 92 por cien mil y que acaba con miles de mujeres, especialmente por la baja calidad de los servicios de salud.

Habrá progreso multidimensional si erradicamos la mortalidad infantil, que llega a 31 por mil nacidos vivos y que roba el futuro de niños que, en vez de ser esperanza, se mueren por desnutrición, diarrea o infecciones respiratorias.

Habrá progreso multidimensional si superamos la desocupación de las mujeres, que es el doble que en los hombres, y que en las más jóvenes llega al 21 % (ampliada), evidenciando la desigualdad como un lastre que cuesta a la economía, pero que, sobre todo, detiene el progreso.