Problema complejo

Problema complejo

Problema complejo

Nada fácil es el problema que se plantea por la decisión del Tribunal Constitucional en el sentido de que los colegios privados no podrán suspender a los estudiantes por atrasos en el pago de cuotas, ni tampoco podrán aumentar las tarifas sin la autorización del Ministerio de Educación.

No cabe la menor duda de que la intención del alto tribunal es favorecer la educación nacional mediante un mecanismo que facilite el acceso, la permanencia y el aprovechamiento del estudiantado que acude a la enseñanza privada.

Pero al mismo tiempo constituye un reconocimiento de las deficiencias en que se desenvuelven las escuelas públicas, a tal grado que todo el que puede prefiere hacer un sacrificio económico y correr el riesgo de que sus hijos sean expulsados del colegio privado el día que eventualmente no pueda pagar.

Como se trata de una sentencia judicial que no puede ser desacatada, varias asociaciones de colegios privados y otras de padres con sus vástagos estudiantes en ellos, han expresado sus intenciones de acatarla, aunque condicionan su buena disposición a ajustes posteriores por venir.

Por nuestra parte, lamentablemente, no vemos el panorama tan sencillo, y solo oteamos una solución en el horizonte, a no muy corto plazo: hay que poner la educación pública a la altura de la privada. Ello no podrá lograrse de la noche a la mañana, pero si se quiere… ¡se puede!

Voluntad política es lo único que hace falta.



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