El Estado dominicano tiene marcadas limitaciones relativas a la disponibilidad de dinero, motivado fundamentalmente por la baja presión tributaria a nivel global, pero agravada por la excesiva carga tributaria sobre los sectores que tradicionalmente pagan sus impuestos.

En otras palabras, la carga tributaria no está bien repartida.

Pero también hay gastos poco productivos, algunos innecesarios y otros simplemente indecorosos.

Al igual que ha ocurrido en otros años, luego de presentado el proyecto de Presupuesto al Congreso Nacional salen a relucir numerosas omisiones o inequidades.

Tales son los casos como el que hemos reiterado varias veces: que el Poder Judicial reciba menos asignación con el Congreso Nacional.

Ahora también sale a relucir que el proyecto no incluyó los recursos solicitados para el montaje de las elecciones generales, que si bien es cierto se realizarán en mayo de 2016 deben prepararse en 2015.

En ambos ejemplos, como otros casos más que podrían salir a relucir, lo que se pone de manifiesto es la elaboración de un proyecto de Presupuesto sin la debida discusión entre los actores.

Basta saber que la reunión del Consejo de Ministro que aprobó la pieza duró alrededor de una hora y fue poco lo que allí se discutió o analizó al respecto.

El Congreso Nacional bien podría abrir el espacio de discusión que no generó el Poder Ejecutivo para que el Presupuesto realmente responda a las prioridades de la nación.