En la vida cotidiana y sexual de una pareja todo es importante. El trabajo y la presión que este podría generar, van de la mano a la calidad de vida de una persona y por tanto de su pareja.
La carga de la vida laboral ocasionada por la gran responsabilidad de algunos, el temor a perder su puesto de trabajo de otros, las horas extras, el estrés generado por las exigencias de algunos jefes o de las obligaciones laborales, la poca satisfacción que les reporta ese trabajo, sumado a las responsabilidades morales y económicas de la vida familiar.
Todos estos factores actúan como detonantes de muchos problemas en la cotidianidad y la intimidad de las parejas. El apoyo y la comprensión son sumamente importantes en la pareja.
Luego del trabajo la persona puede encontrarse con su pareja sintiéndose fatigada, enojada, molesta.
La pareja debe siempre estar dispuesta a preguntar qué le sucede, a escucharle si quisiese hablar, a acompañarle si desease callar, a brindarle una sonrisa de aceptación y esperar que desee contarle. Jamás comunicarle noticias desagradables o quejas por tardanzas.
Siempre permitirle expresarse. Planteamos una fluida comunicación para que esa presión laboral no ocasione la ruptura de ese vínculo afectivo, siempre recordando que están unidos en un proyecto común.
Evitar que esta presión no cause agotamiento físico o emocional, monotonía, desmotivación ni disfunciones sexuales. Ideal lograr una efectiva conciliación entre la vida laboral y la vida en pareja.