Presidente, preservemos lo ganado

Presidente, preservemos lo ganado

Presidente, preservemos lo ganado

Carlos Salcedo

Desde hace varios días las observaciones realizadas al nuevo Código Penal por parte del Presidente han propiciado el debate acerca de la despenalización del aborto en determinados supuestos.

Muchos han centrado la discusión en la ponderación de los derechos fundamentales de las mujeres embarazadas, el embrión y el feto, mientras otros han dirigido sus esfuerzos en destacar si se trata de una ley orgánica sobre el procedimiento congresual.

No me voy a detener en la ponderación de los derechos fundamentales porque sobre esto se ha discutido bastante en los últimos días, y fueron aprobadas las observaciones.

Tampoco tiene mucho sentido concentrarse en analizar si se trata de una ley orgánica o no, porque el proyecto ya fue aprobado en la Cámara de Diputados y no fue tratado como tal al momento de conocer la pieza legislativa, por lo que no aportaría al debate hacer reparos en este sentido.

Lo que sí resulta importante analizar es el curso que debe seguir ahora el proyecto de ley y cuál debe ser el tratamiento del Presidente a la aprobación que ha hecho, atinadamente, la Cámara de Diputados.

El proyecto de ley fue remitido a la Cámara de Diputados para que, de conformidad con lo establecido en el artículo 102 de la Constitución, conociera de las observaciones realizadas y procediera a decidir si las acogía, como en efecto hizo.

Cuando un proyecto de ley es observado por el Poder Ejecutivo, es devuelto a la cámara de donde salió para que analice dichas observaciones y si las aprueba, remita a la otra cámara para que proceda igualmente. Los miembros que conforman la Cámara de Diputados obviaron la obligación constitucional que tienen de remitirle el proyecto al Senado, limitándose a remitir el proyecto aprobado al Presidente para su promulgación.

Si bien aplaudimos la decisión de la Cámara de Diputados de acoger las observaciones realizadas por el Presidente, no podemos ignorar la flagrante violación a la Constitución cometida por este órgano.

Para preservar la legitimidad del Código Penal es menester que también el Senado conozca de las observaciones que hizo la Cámara Baja. El Presidente tiene la obligación de remitir el proyecto al Senado para preservar tan importante victoria.



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