Presente y futuro confuso

Presente y futuro confuso

Presente y futuro confuso

Hugo Lopez Morrobel

¿Se puede pensar objetivamente en esta sociedad?

¿Se puede hablar de un futuro mínimamente seguro para las presentes y futuras generaciones?
¿Hacia dónde se encamina el proceso institucional de este “país”?

¿Vale la pena, en estas condiciones tan adversas, celebrar aniversarios de batallas restauradoras e independentistas?

Estamos ante una partida de carambola, donde ningún jugador está seguro de cuál será el resultado.

Quien no quiera entender, que no entienda, pero este juego es prácticamente imposible de predecir.

Se está jugando, como decía un anuncio publicitario, “una pelota muy caliente”, con dirigentes y árbitros pujando en la misma dirección.

No se debe ser pesimista, algún día esa situación sufrirá un cambio, pero como marcha el juego, los resultados no parecen nada halagüeños para los fanáticos que, desde y fuera de las gradas, observan sin poder ni siquiera lanzar un grito de desesperación.

Radares. Desde que se anunció la pelea entre Floyd Mayweather y Manny Pacquiao dije que el nocaut será difícil, dado que ninguno ha noqueado en sus últimas peleas, y que es muy probable que ante una decisión cerrada ahí mismo se anuncie la revancha, la cual definitivamente dejará tanto o más millones que la proyectada para el dos de mayo en Las Vegas.



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