Pasados unos días desde aquel domingo 31 de enero, día de la Juventud , en el que fue entregado el Premio a la Excelencia Juan Pablo Duarte al “cantante” de “música” urbana que se hace llamar “Mozart La Para” (no entiendo quién asesora a estos muchachos con esos motes y esa vestimenta), como “ejemplo” para la juventud dominicana, quise esperar a ver si sería retirado ese inmerecido reconocimiento, pero no.

El Ministerio de la Juventud, una institución que debería ser clausurada, dada su poquísima actividad y beneficio a la sociedad dominicana (como otras tantas) y que solo hace ruido en el show que realiza con motivo del día de la Juventud, es decir, una vez al año, cometió un error garrafal al entregar tal distinción (Duarte se remueve en su ataúd) a un personaje que de meritorio y de aporte positivo a la juventud y al país no tiene nada.

Pena por un Ministerio que a todas luces no sabe o desconoce la palabra “meritorio” y pena por la cantidad de jóvenes en nuestra sociedad y fuera de ella que siguen a este tipo de “artistas” que de ejemplo poco, y de fácil todo.

Ese el gran descalabro de la sociedad de hoy, de centenares de personas que emulan y enaltecen a personajes equivocados con poco bagaje que aportar a un país que necesita de aportes positivos en su juventud. Lo vemos a diario, no solo en eso que ellos llaman “música”, sino en la televisión, el cine, el arte… la banalización del espectáculo está servida.

Por otro lado, recientemente fue proclamado como Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña el Nobel peruano Mario Vargas Llosa.

Las voces en contra de tal distinción no se han hecho esperar, en formato de artículos, pronunciamientos e insultos por distintos medios de comunicación y en las redes están a la orden del día.

Muchas voces de seudos intelectuales lanzando improperios en contra del Nobel, sólo porque a este le dio con pronunciarse y quejarse en escenarios internacionales sobre la inoportuna y mal formulada Ley de Naturalización y trato a los haitianos residentes en el país.

Sea por bueno o mal escritor, sea por su giro de pensamiento conservador o porque tal vez no fue certeramente informado con relación al tema haitiano, las voces y ofensas en contra de este reconocimiento son innecesarias. Dejan mucho que desear y poco grado cultural en quien las emite.

Vargas Llosa, nos guste o no, es un intelectual reconocido internacionalmente, con publicaciones interesantes que podemos estar o no de acuerdo, pero considero que personajes así no pisan todos los días nuestro caótico y mediocre patio nacional.

A los “sabios” de este país aprovechemos su visita, saquémosle partido y cuéntenle la real situación haitiana y su nefasto gobierno.
Por cierto, el tal “Mozart La Para” amenizó la proclamación del presidente Medina aquel pasado domingo… sin comentarios.