Pragmatismo no, avivatismo sí

Pragmatismo no, avivatismo sí

Pragmatismo no, avivatismo sí

Los politiqueros, acantonados en los comités centrales de los partidos tradicionales, esos que sustituyen sus bases, se vanaglorian al autodenominarse pragmáticos. Buscan filiación en esta corriente filosófica de finales del siglo XIX y justifican su miopía política, que secciona la realidad, acomoda su pensamiento y aparentemente permite estar bien con todo el mundo.

Estos cultores de la demagogia, nuestros líderes, en su mayoría anidan la ignorancia y confunden el vulgar avivatismo de sus prácticas con la corriente filosófica que reconoce como única verdad la eficacia al buscar las consecuencias prácticas del pensamiento.

Los avivatos son el partido y su extraño ‘pragmatismo’ consiste en complacer el plan de quienes se han apropiado de los medios de producción por años para así sostenerse en el poder, que es lo importante, porque alguien lo dijo en radio o televisión.

Por su parte, la burguesía excluye a los no relevantes: empleados, obreros, campesinos, estudiantes, gente de la calle, que es la mayoría. Así arrastran a los ignorantes politiqueros.

A consecuencia de ese mal llamado pragmatismo, adoptado alegremente por los líderes políticos que nos gobiernan, no se priorizan las necesidades. Ni siquiera el capitalismo consumista crece de manera natural.

Como muestra de esa distorsión filosófica, vale mirar como los jefes del consumismo se apandillan al estilo ‘carteles’ para que ocurra el milagro de la acumulación de capital, esencia del capitalismo primitivo.

Peor aún, son estos ‘pragmáticos’ quienes hoy se consideran la ‘intelligentia’ política, son quienes se declaran líderes. Olvidan que su pragmatismo no es eficiente para borrar la estadística que coloca a nuestro país en el segundo lugar con menos nivel académico de América Latina.

Esos politiqueros pragmáticos son los emblemas de esta sociedad por cuyas calles transitan la impunidad, el ‘se vale todo’; y asoma lo más cercano a un estado de derecho: el famoso ‘intercambio de disparos’.

Gracias a ese pragmatismo aplatana’o, debidamente publicitado, vivimos en esta sociedad-escuela de la delincuencia.

*Cantautor dominicano



Etiquetas