¿Por qué siguen matando mujeres?

¿Por qué siguen matando mujeres?

¿Por qué siguen matando mujeres?

Altagracia Suriel

Frente a los recientes feminicidios ocurridos en el país, en la mente y conciencia de las almas sensibles surge una pregunta obligatoria: ¿por qué siguen matando mujeres?.

Esa fue la pregunta que le hicimos a Miguel Lorente, un prestigioso estudioso del tema que apoya la acción de la vicepresidenta Margarita Cedeño en la erradicación de la violencia de género.

Planteamos esta cuestión analizando el caso del hombre del sector El Almirante que no solo mató a una, sino a cuatro mujeres, después de convocarlas a orar por el buen viaje de su pareja que se iba Guadalupe.

Lorente expresó una respuesta preocupante: seguirán matando mujeres, a menos que la sociedad sufra un cambio profundo que implique a la causa raíz del problema de los feminicidios: el hombre, varón, masculino.

Son los hombres los que matan a las mujeres y lo hacen por un problema de desigualdad real. Por sentirse el sexo superior. Porque cuando una mujer gana terrero en ejercicio de sus derechos, de autonomía o de libertad personal, ellos pierden privilegios.

El machismo violenta a mujeres, porque ser machista ofrece ventajas. Según estudios, a los hombres machistas les va mejor en las esferas de poder y en el mundo laboral.

Y claro, les va mejor a costa de los sueños de mujeres que relegan sus profesiones por el cuidado o que renuncian a una carrera política por los costos materiales y emocionales que implica competir con hombres en una sociedad dominada por hombres.

Cuando ocurre un feminicidio, más de un hombre se refuerza en sus actitudes violentas o se anima a cometer un crimen moral en nombre de una hombría cuestionada o una honra manchada.

Se siguen matando mujeres porque la reminiscencia de la cultura patriarcal sigue haciendo de la igualdad un enunciado y no una práctica.

La lucha por la igualdad entre hombres y mujeres ha sido la gran causa del movimiento de mujeres, pero todavía no ha calado profundamente en los hombres, en las familias y en la sociedad. Los varones tienen que ser protagonistas de la equidad que tanto reivindicamos las mujeres.



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